Las palabras se tensan, se adelgazan, forman una pequeña línea que, a veces, se nos esconden.
Viven en el viento, en la luz, en la brisa, en la espuma, cualquier rincón es bueno para ellas.
Se desparraman en un torbellino sin fin que, casi, no podemos controlar y se agolpan, como olas, a la espera del papel en blanco.
Son hermosas, contrahechas, antitéticas, palabras al fin, que nos llenan la vida a corazón abierto.
© ANA I. HERNÁNDEZ GUIMERÁ
Julio 2008
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