miércoles, 15 de agosto de 2012

MAR


Maresía, que palabra tan evocadora.
La llevo pegada a mi piel, a mi cuerpo porque crecí con el salitre pegado a la nariz y siempre digo que soy hija de un volcán y de la mar.
Maresía es la humedad que el aire del piélago deposita en los objetos y en las personas al amanecer o al anochecer.
Es ese gusto, ese bálsamo, ese son que pervive para siempre en el recuerdo de quien aprendió, por vivirla, a amar la mar.
La melodía de este océano, que me circunda y constituye mi idiosincrasia es fuerte, a veces, y suave otras.
Pervive constantemente en mi retina su sensación y su Maresía en mi cuerpo.
La mar es mi pasión.
© Ana I. Hernández Guimerá
   Agosto 2012