Maresía, que palabra tan evocadora.
La llevo pegada a mi piel, a mi cuerpo porque crecí con el salitre pegado a la nariz y siempre digo que soy hija de un volcán y de la mar.
Maresía es la humedad que el aire del piélago deposita en los objetos y en las personas al amanecer o al anochecer.
Es ese gusto, ese bálsamo, ese son que pervive para siempre en el recuerdo de quien aprendió, por vivirla, a amar la mar.
La melodía de este océano, que me circunda y constituye mi idiosincrasia es fuerte, a veces, y suave otras.
Pervive constantemente en mi retina su sensación y su Maresía en mi cuerpo.
La llevo pegada a mi piel, a mi cuerpo porque crecí con el salitre pegado a la nariz y siempre digo que soy hija de un volcán y de la mar.
Maresía es la humedad que el aire del piélago deposita en los objetos y en las personas al amanecer o al anochecer.
Es ese gusto, ese bálsamo, ese son que pervive para siempre en el recuerdo de quien aprendió, por vivirla, a amar la mar.
La melodía de este océano, que me circunda y constituye mi idiosincrasia es fuerte, a veces, y suave otras.
Pervive constantemente en mi retina su sensación y su Maresía en mi cuerpo.
La mar es mi pasión.
©
Ana I. Hernández Guimerá
Agosto 2012
Tu pasión y tu inspiración, porque la mar eres tú, Ana, la inhalas y la exhalas, y a través de ti, y de tus textos, nos llega a todos los que nos vemos privados de su magia por vivir en tierra adentro, donde el mar es apenas una palabra, una esperanza, un sueño, una nostalgia... y no es poco.
ResponderEliminarBesos