Déjame que te hable con el trino de los pájaros que comienzan a anunciar la mañana preñada de luz.
Te cuento de una ciudad hermosa, de palacios árabes, de los merenderos, de las callejuelas estrechas, de Los Cármenes, de la maravilla que es
Déjame que te cuente que aún parece escucharse a Falla cuando deambulas admirada, enamorada de la magia que todo lo envuelve y que Lorca, el gran Federico, nos mira desde su verde luna con sus juegos malabares en la palabra.
Estoy, estoy bebiendo cada momento, cada instante, de reposo en mi retina, para no olvidarlos como las cosas sin importancia.
© ANA I. HERNÁNDEZ GUIMERÁ
Abril 2008
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