domingo, 4 de julio de 2010

MARESÍA



Maresía, que palabra tan evocadora.
La llevo pegada a mi piel, a mi cuerpo porque crecí respirando el salitre y siempre digo que soy hija de un volcán y de la mar.
Maresía es la humedad que el aire marino deposita en los objetos y en las personas. Y desde la casa blanca y azul, conformada como un barco, la vivo y la viví siempre ¡qué afortunada soy!
Es ese sabor, ese aroma, ese eco que pervive por siempre en el recuerdo de quien aprendió, por vivirla, a amar la mar.
La melodía de este océano, que me circunda y constituye mi idiosincrasia, es fuerte, a veces, y suave otras.
Pervive constantemente en mi retina y su olor, su Maresía, en mi cuerpo.

© ANA I. HERNÁNDEZ GUIMERÁ

Julio 2010

2 comentarios:

  1. La casa blanca como la espuma y ventanas azules como la mar, es mi casa colgada al mar, como yo la llamo.
    Es un privilegio tenerla y un lujo contemplar la inmensidad de la mar que es mi signo de identidad.
    ¡Qué maravilla!

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  2. Quise decir:
    La casa blanca como la espuma y ventanas azules como la mar, justo en lo alto de las primera, también blanca y ventanas azules, es mi casa colgada al mar, como yo la llamo.
    Es un privilegio tenerla y un lujo contemplar la inmensidad del océano que es, como buena isleña, mi signo de identidad.
    ¡Qué maravilla!

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