martes, 21 de junio de 2011

VIDA

Tras el ventanal pasa la vida.

Los coches, los viandantes. Unos más cansinos, otros vitales.

Algunos niños bien abrigaditos.

Las bicis, cortesía del ayuntamiento, están aparcadas.

Son muchas a la espera de sus ocupantes.

No sé si me resfríe. Esa dichosa manía de fumar y airear.

O es la temperatura que consigue que esté todo el tiempo sonándome.

Miro a los demás, la única que lleva pañuelo soy yo.

Es que vienes de tierra caliente, me dicen.

A lo mejor es eso.

En esta ciudad, que no es la mía, veo pasar la vida a través de los cristales.

Tras el ventanal pasa la vida.

© Ana I. Hernández Guimerá

Barcelona-Noviembre 2010

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