domingo, 30 de enero de 2011

CONCIERTO DE VIENA



RECUERDOS LINDOS DEL CONCIERTO DE PRIMERO DE AÑO CELEBRADO EN VIENA PARA CONMEMORAR EL COMIENZO DE UN NUEVO AÑO

Cada 1 de Enero, y no importa el año porque fueron muchos, papá me despertaba con caricias y todo su cariño, que sabía derramar a raudales, para disfrutar juntos del concierto del primer día del recién estrenado año que emitía televisión española y que continúa haciéndolo.

Me levantaba volando y, luego de ponerme la bata y abrigarme, mi pueblo es frío en invierno ya que se encuentra a los pies de La Caldera de Taburiente siempre nevada para esas fechas, aunque estemos en las Islas Canarias, iba hacia la parte de la casa, enorme casa, dónde estaba la televisión. Me aposentaba en el sofá y papá en su sillón de orejas como siempre.

Algunas veces se despertaban mis niños y se quedaban ensimismados con la música, cuestión ésta que agradecía para no perderme ni un solo compás.

Allí no se escuchaba ni una mosca, sólo la música que la tele nos hacia llegar y observábamos esos ballets desde el impresionante Palacio Imperial de verano al que se denomina Schönbrunn

El de invierno es el Hofbufg y en sus salones sirven de marco para los conciertos clásicos que la Wiener Hofburg Orchester organiza de mayo a diciembre.

Las tres veces que visité Viena, nunca para el concierto, lástima, le contaba a papá cómo eran ya que me fijaba en todos y cada unos de sus detalles con esa finalidad.

Si hubieran existido las cámaras digitales hubiera sido otra cosa, pero con las antiguas no permitían las fotos.

Schömbrunn tiene unos jardines inmensos y deliciosos para contemplar a los que asiduamente cambian sus múltiples dibujos y colorido. Desde su glorieta, en la que tomaban café y lo que cayera, la realeza, se pueden observar en todo su esplendor.

Del laberinto, haciendo honor a su nombre, es muy difícil salir, no existe Minotauro ni Ariadna, pero es toda una aventura adentrarse en él.

Su museo de curiosas carrozas nos retrotrae a tiempos pasados como vehículo de transporte.

Retomando el concierto y mi casa, no puedo olvidar esos instantes, momentos compartidos y disfrutados al máximo.

A mamá no le gustaba verlo y a mi ex tampoco así que estábamos, como ya mencioné, papá y yo.

Cuando sonaba la Radetzky Marche tocábamos nuestras palmas al mismo tiempo de los que tuvieron la gran suerte de estar allí y lo indicaba el director de la orquesta y nos mirábamos pensando ¡se acabó! Me decías ¡hasta el año próximo!

Hubo un año que ya no estuviste,

Te marchaste el 25 de Diciembre de 1998.

El uno de Enero de 1999 yo tampoco lo pude ver.

Ahora la casa está vacía, no tengo sus caricias ni sus sueños de ir a Viena algún día.

Pero, una vez más, continuaré viéndolo, tal y como hago todos los años.

El día 1 de Enero del 2010, en el que empieza otra década, estarás conmigo papá y lo veré a tu lado y pensaré que estoy de nuevo allí en el sofá y tú en el sillón de orejas de piel marrón.

¡Los quiero muchísimo papá y mamá!.

23 de Diciembre de 2009

¡59 años míos!

4 comentarios:

  1. Preciosos recuerdos, Ana.
    Desde algún lugar, seguro que disfruta el concierto contigo y también otras muchas cosas.

    Besos

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  2. Costumbres coincidentes Anaís.
    Todavía tengo alguno grabado pendiente de ver por falta de tiempo. Pero si podía los veía en directo.
    Eso, y los saltos de esquí.
    Un abrazo y una sonrisa.

    azx

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  3. No te quepa duda, nunca se va del todo lo que recuerdas, o al menos eso dicen.
    Tanto a papá como a mamá los siento siempre a mi lado.
    Besos musicales

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  4. Me encantan las coincidencias mi niño.
    Yo los saltos de esquí como que no, aunque son espectaculares.
    Cariños

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