Fui a buscarla el 2 de Julio de
Mis hijos me hablaron algunas veces de tener un perro, pero siempre le encontraba inconvenientes y ni me lo planteaba.
¿Cómo cambié de opinión?
Ahora vivo la mayor del tiempo sola y, estando en Los Llanos, mi pueblo natal en
Ella tiene a Gabo, una monada de perro al que le tengo gran cariño.
Y ahí fue cómo empecé a darle vueltas a la idea, a sopesar los pros y los contras, a ilusionarme, a decidirme.
El día que ya mencioné llegó Nuga – nombre aborigen – hasta mí y me llena de contentura el tenerla.
Me encanta entrar en casa y que me reciba con tanto cariño, y observar como, poquito a poco, va perdiendo el miedo, aunque aún se asusta con los ruidos fuertes, o voces desconocidas, movimientos bruscos y no se lleva nada bien con los varones, con ese temor instintivo de quién fue maltratada. Pero ya va confiando en que no la voy a abandonar, ni voy a permitir que nadie le vuelva a hacer daño.
Es tranquilita, cariñosa, apenas ladre, tragona, curiosa… ¡una lindura!
¡Gracias Nuga por llegar hasta mi vida!
© AIHG
Agosto 2008
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