viernes, 9 de marzo de 2012

VOLUNTARIADO EN LOS CUIDADOS PALIATIVOS


La labor de los voluntarios con los pacientes en fase terminal es fundamental para mejorar su calidad de vida y que la enfermedad deje de ser su único pensamiento.
9 marzo 2012
Cada año más de 250.000 personas requieren cuidados paliativos en nuestro país. Una situación en la que muchos (se calcula que el 30%), al enfrentarse a la fase terminal tienen un sentimiento de desánimo que acentúa su sentimiento de soledad y que les dificulta continuar desarrollando muchas de las actividades de la vida cotidiana. En esos momentos es preciso encontrar el modo de mantener la ilusión de estos pacientes, una labor en la que el trabajo de los voluntarios juega un papel esencial.

 Teniendo siempre presente las limitaciones de estos enfermos, los voluntarios pueden acompañar en el desarrollo de actividades como talleres de manualidades o teatro, asistir a una sala de cine o un teatro, etc. permitiendo desconectar de la enfermedad por un rato o que al menos ésta no sea el único pensamiento que ocupe la cabeza. Y es que según diferentes estudios ha quedado demostrado que el 76 por ciento de los enfermos que decían que el tiempo se les hacía corto o muy corto por desempeñar alguna actividad, decían encontrarse bien o muy bien.

 

Son muchas las personas que colaboran con su labor de voluntariado y desde la Plataforma del Voluntariado de la Provincia de Badajoz quiere animar a los voluntarios y voluntarias que desarrollan su labor en este ámbito de los cuidados paliativos a tomar parte en el primer Encuentro Nacional de Voluntariado en Cuidados Paliativos, que se va a celebrar en Badajozentre el 9 y el 11 de mayo, en el marco del IX Congreso Nacional que organiza la Sociedad Española de Cuidados Paliativos. Precisamente el primer día del Congreso tendrá lugar un Encuentro Nacional de Voluntariado en Cuidados Paliativos en el que podrán inscribirse voluntarios y voluntarias de todo el territorio nacional.

 

Esta participación de los voluntarios en un congreso científico pone en valor, más aún si cabe, su trabajo y contribuye a hacer visible su labor de atención a las necesidades de las personas que afrontan el final de su vida, tan importante como el apoyo que ofrecen a sus familiares.


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