Remitidos desde Cuba en 1863
En el corazón del casco urbano de Los Llanos de Aridane, se encuentra la plaza de España y la Acera Ancha, cuyo suelo acoge once laureles de India (Ficus nitida o retusa), de robusto tronco y hermosa copa, un árbol de la familia de las moreáceas de origen malayo. Estos majestuosos y altaneros árboles son utilizados en las zonas tropicales y subtropicales para ornamentar parques y jardines y aportar sombra al viandante que hace un paro en el camino.
Los primeros datos conocidos de la siembra de estos laureles los aporta el periódico palmero El Time en la edición de 28 de febrero de 1864; su corresponsal en Los Llanos insta la siembra de árboles en Argual, sugiriendo «que pudieran plantarse [...] los llamados plátanos del Líbano, o los llamados laureles de la India. Los primeros pueden llevarse de los jardines de Argual, y no dudamos que nuestros paisanos residentes en Cuba nos remitan algunos de los segundos, como ya han hecho para la plaza de este pueblo».
Así, a principios de 1864, los laureles de India de la plaza principal de Los Llanos de Aridane ya estaban sembrados. Esta fuente es avalada por otra reseña del mismo periódico que anuncia, el 26 de julio de 1863: «En la plaza de la Constitución [actual plaza de España] se han plantado árboles, se han encargado para ella algunos sofáes [sic] de piedra, y se piensa alumbrar». La referencia de esta siembra es la escogida para datar a nuestros laureles en el ya lejano año de 1863. Podemos decir que ya cuentan con 148 años, a solo dos de cumplir 150.
Sabemos por remisiones posteriores que esos primeros laureles se destinaron a la plaza mayor gracias a la generosidad de los aridanenses emigrantes que sufragaron su compra para «hermosear el trayecto que ocupa el nuevo paseo»; enviados desde Cuba, fueron transportados en el bergantín Bella Engracia, al mando del capitán palmero Simón Sosvilla. Con el transcurso de los años, los laureles de India se han convertido en un símbolo de identidad para la ciudad, han inspirado a poetas y viajeros y han sido recuerdo perenne de la cultura del tornaviaje canario-americano.
En la Fiesta de Arte de 1948, cita ineludible de los festejos en honor a Nuestra Señora de los Remedios, patrona del municipio, se dio lectura al poema Laureles de la plaza, del poeta pasense Antonio Pino (1904-1970), uno de cuyos fragmentos reza:
«Laureles de la plaza centenaria
que proyectáis una tupida sombra,
y en la moche profunda y solitaria
arrulláis un misterio en vuestra fronda.
Laureles de la Plaza de Los Llanos...
Atrio del Templo, vegetal, abierto
a la comba de todos los arcanos
con el encanto de un refugio cierto.
Recordados laureles ciudadanos,
en esta Plaza, que es hogar y es huerto.
Laureles compasivos, casi humanos,
donde siempre arribamos como a un puerto».
© María Victoria Hernández
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