Mi tío-abuelo Conrado fue, aparte de todo lo que se explica aquí por mi amiga Vicki, el que dejó el dinero en su testamento para que papá "Conradito" estudiara Farmacia, así como donarle la preciosa casa en la que nací y me crié.
En la parte baja está la hermosa farmacia.
Él dejó su semilla en nuestra familia ya que mi hermano mayor, que es el actual propietario de la misma, también es boticario así como el segundo de mis hijos.
Flora
ornamental en Los Llanos de Aridane (V)
23
de abril de 2012
Conrado Hernández de las Casas, benefactor del
arbolado
El farmacéutico Conrado Hernández de las
Casas continua estando en el recuerdo de los aridanenses por su destacada labor
a favor de flores y árboles, que aún hoy continúan embelleciendo los lugares
públicos de Los Llanos de Aridane.
Hernández de las Casas se estableció en
Los Llanos de Aridane como farmacéutico en 1888, abriendo la segunda farmacia
de la Isla. Además de su labor personal a favor del arbolado fue un hombre
preocupado por la cultura, la educación y las obras sociales. Fue socio
fundador de la Real Sociedad la Cosmológica (Santa Cruz de La Palma, 1881)
también de la Real Sociedad de Instrucción y Recreo Aridane (Los Llanos de
Aridane, 1906). Para esta última donó material para la escuela elemental
nocturna de adultos, participó en la adquisición de una pianola y en la
contratación del músico Francisco de Sales para desempeñar el cargo de director
de la Banda de Música. En 1901 se encontraba entre los firmantes del telegrama
de felicitación a escritor Benito Pérez Galdós por el estreno de su drama
Electra, con el siguiente texto: "El humilde pueblo de la isla de La Palma
en cuyo nombre hablamos entusiasmados ante el triunfo de Electra, envían su
felicitación al gran canario y consagra un aplauso al espíritu que lo informa.
Los Llanos febrero 9 1901".
Conrado Hernández colaboró económicamente en la adquisición de la primera bomba contra incendios de la ciudad y también en la construcción del Hospital Infanta María Teresa; donó los terrenos para la construcción del cementerio civil o neutro, entre otras y altruistas obras. Falleció el 23 de enero de 1932, ya viudo y sin descendencia.
Conrado Hernández colaboró económicamente en la adquisición de la primera bomba contra incendios de la ciudad y también en la construcción del Hospital Infanta María Teresa; donó los terrenos para la construcción del cementerio civil o neutro, entre otras y altruistas obras. Falleció el 23 de enero de 1932, ya viudo y sin descendencia.
Pocos días después de la muerte de
Conrado Hernández de las Casas el pleno del Ayuntamiento a propuesta del
concejal, y más tarde Alcalde, Francisco Rodríguez Betancor acordó designar una
calle de la ciudad con su nombre. La vía elegida fue la conocida "por la
del cementerio" y en siglo XIX por calle Despedida, por conducir al campo
santo.
La propuesta se motiva por la atención a
las reformas hechas por Conrado Hernández en el cementerio y su calle. Continúa
las actas municipales poniéndose de manifiesto "que había construido a sus
expensas la puerta de hierro de la entrada y haber hermoseado no sólo aquella
calle, sino además la entrada a dicho cementerio y hasta el interior del
mismo". Termina diciendo el acuerdo plenario por el "amor que dicho
Sr. tenía al arbolado, como recuerdo, imperecedero a su memoria se ponga el
nombre de Conrado Hernández a la calle del cementerio de esta ciudad, y por
unanimidad, así se acordó".
Hernández de las Casas estudió la carrera
de farmacia en Madrid, destacando en las calificaciones de botánica. En su
testamento manifestó, una vez más, su amor al arbolado diciendo: "Deseo
que se conserve, rieguen y atiendan los árboles plantados por mí y que se
repongan los que vayan faltando. Los eucaliptos plantados por mí en el barranco
de Tenisca -hoy parque Conrado Hernández- y en la carretera de Argual que sean
cuidados y regados con media acción de agua que poseo de la sociedad
Tabercorade, construyéndose dos fuentes, una para el riego de los eucaliptos
del barranco y otra para los de la carretera y nombrándose un empleado para
atender a todo ello". Otros de los lugares de los desvelos de Conrado
Hernández fue la entrada por el sur de la ciudad, en la zona del Trocadero,
donde sembró jacarandas y acacias sustituidas a mediados del siglo pasado por
adelfas, nombre que hoy lleva la calle, quedando una sola y vieja jacaranda
delante del abrevadero.
Merecidamente hoy el espacio que ocupan
un pequeño bosque de eucaliptos, en el margen derecho del barranco de Tenisca,
se ha formado un parque que llevado su nombre. En esos años el empleo de las
ramas del eucalipto era empleadas para afecciones gripales y pulmonares. Sin
lugar dudas al farmacéutico se esmeró en su siembra y cuidados para el bien público.
La ornamentación con flora arbórea de
Los Llanos de Aridane se va ampliando, poco a poco, con diferentes especies de
árboles y el transcurso de los años. Araucarias, acacias, jacarandas, palmeras
y eucaliptos comienzan a ser sembrados en calles y caminos.
En 1910 el Ayuntamiento acuerda la
construcción del cementerio civil, según determinaba la R.O. de 1871. En la
sesión plenaria de 6 de noviembre de 1910 se agradece a Conrado Hernández de
las Casas la donación de los terrenos. El espacio que ocupaba este cementerio
hoy lo ocupa una amplia plaza que da entrada al cementerio católico, de
titularidad parroquial, en la que se han respetado los antiguos cipreses y
palmeras sembradas por Hernández de las Casas.
En 1911 ya se encontraba en ejecución
las obras de este cementerio, figuran pagos a Justo Ventura y Bernabé Castro
Díaz "por jornales con la yunta reuniendo materiales para el Cementerio
Civil". En 1913 procedente de Sevilla, de los talleres de cerrajería y
maquinaria San Vicente, llegó la puerta de hierro, con un peso de 219 kilos,
con destino al cementerio civil. Desde El Puerto de Tazacorte la trasladó,
hasta el casco de Los Llanos de Aridane, Juan Domingo Hernández cobrando la
estimable cantidad, por esos años, de 8 pesetas por "subir del Puerto la
puerta para el Cementerio Civil". Fue colocada en su lugar por el maestro
albañil Leandro Hernández con un coste de 9.75 pesetas. A Tenerife llegó, la
puerta, en el vapor Hespérides y despachada más tarde para el Puerto de
Tazacorte en el vapor San Sebastián.
El cementerio civil ya estaba prestando
el servicio obligatorio municipal, ahora faltaba la ornamentación del mismo. Al
menos desde el 30 de enero de 1919 ya estaban sembrados árboles. En 1920 se la
abona a Pablo Magdalena "por estiércol y acarreto del Paso para abonar los
árboles de las calles y Cementerio Civil"[...] "por jornales podando,
cavando y abonando los árboles de las calles y Cementerio Civil"[...]
"por regado de los árboles del Cementerio Civil durante un año que venció
el día de ayer -30 de enero de 1920- 36,00 pesetas". Hoy se conservan
algunos de esos ejemplares en la plazoleta, construida recientemente sobre el
mismo lugar que ocupaba el Cementerio Civil y la vía de entrada al cementerio
parroquial.
Los tiempos y nuevos conceptos urbanísticos
propiciaron lamentablemente el ensanche de la vía y el corte del arbolado
sembrado por Conrado Hernández. Según los apuntes del que fuera agente judicial
Anastasio León el 7 de septiembre de 1954 comenzaron las obras de ensanche de
la calle Conrado Hernández y "el 9 de octubre se cortan palmeras y los
cipreses en la calle del cementerio". Hoy en esta calle el único árbol que
se conserva, a excepción de los del cementerio, es la esbeltísima y solitaria
palmera a la que llamara el fotógrafo Manuel Rodríguez Quintero "greñas de
bruja" con una altura de 32 metros.
Los espacios urbanos arbolados de Los
Llanos de Aridane para siempre guardarán, para generaciones venideras, la
memoria de Conrado Hernández de las Casas.
© María Victoria Hernández Pérez
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