sábado, 28 de abril de 2012

TÍO CONRADO


Mi tío-abuelo Conrado fue, aparte de todo lo que se explica aquí por mi amiga Vicki,  el que dejó el dinero en su testamento para que papá "Conradito" estudiara Farmacia, así como donarle la preciosa casa en la que nací y me crié. 
En la parte baja está la hermosa farmacia.
Él dejó su semilla en nuestra familia ya que mi hermano mayor, que es el actual propietario de la misma, también es boticario así como el segundo de mis hijos.


Flora ornamental en Los Llanos de Aridane (V)
23 de abril de 2012
Conrado Hernández de las Casas, benefactor del arbolado
El farmacéutico Conrado Hernández de las Casas continua estando en el recuerdo de los aridanenses por su destacada labor a favor de flores y árboles, que aún hoy continúan embelleciendo los lugares públicos de Los Llanos de Aridane.
Hernández de las Casas se estableció en Los Llanos de Aridane como farmacéutico en 1888, abriendo la segunda farmacia de la Isla. Además de su labor personal a favor del arbolado fue un hombre preocupado por la cultura, la educación y las obras sociales. Fue socio fundador de la Real Sociedad la Cosmológica (Santa Cruz de La Palma, 1881) también de la Real Sociedad de Instrucción y Recreo Aridane (Los Llanos de Aridane, 1906). Para esta última donó material para la escuela elemental nocturna de adultos, participó en la adquisición de una pianola y en la contratación del músico Francisco de Sales para desempeñar el cargo de director de la Banda de Música. En 1901 se encontraba entre los firmantes del telegrama de felicitación a escritor Benito Pérez Galdós por el estreno de su drama Electra, con el siguiente texto: "El humilde pueblo de la isla de La Palma en cuyo nombre hablamos entusiasmados ante el triunfo de Electra, envían su felicitación al gran canario y consagra un aplauso al espíritu que lo informa. Los Llanos febrero 9 1901".

Conrado Hernández colaboró económicamente en la adquisición de la primera bomba contra incendios de la ciudad y también en la construcción del Hospital Infanta María Teresa; donó los terrenos para la construcción del cementerio civil o neutro, entre otras y altruistas obras. Falleció el 23 de enero de 1932, ya viudo y sin descendencia.
Pocos días después de la muerte de Conrado Hernández de las Casas el pleno del Ayuntamiento a propuesta del concejal, y más tarde Alcalde, Francisco Rodríguez Betancor acordó designar una calle de la ciudad con su nombre. La vía elegida fue la conocida "por la del cementerio" y en siglo XIX por calle Despedida, por conducir al campo santo.
La propuesta se motiva por la atención a las reformas hechas por Conrado Hernández en el cementerio y su calle. Continúa las actas municipales poniéndose de manifiesto "que había construido a sus expensas la puerta de hierro de la entrada y haber hermoseado no sólo aquella calle, sino además la entrada a dicho cementerio y hasta el interior del mismo". Termina diciendo el acuerdo plenario por el "amor que dicho Sr. tenía al arbolado, como recuerdo, imperecedero a su memoria se ponga el nombre de Conrado Hernández a la calle del cementerio de esta ciudad, y por unanimidad, así se acordó".
Hernández de las Casas estudió la carrera de farmacia en Madrid, destacando en las calificaciones de botánica. En su testamento manifestó, una vez más, su amor al arbolado diciendo: "Deseo que se conserve, rieguen y atiendan los árboles plantados por mí y que se repongan los que vayan faltando. Los eucaliptos plantados por mí en el barranco de Tenisca -hoy parque Conrado Hernández- y en la carretera de Argual que sean cuidados y regados con media acción de agua que poseo de la sociedad Tabercorade, construyéndose dos fuentes, una para el riego de los eucaliptos del barranco y otra para los de la carretera y nombrándose un empleado para atender a todo ello". Otros de los lugares de los desvelos de Conrado Hernández fue la entrada por el sur de la ciudad, en la zona del Trocadero, donde sembró jacarandas y acacias sustituidas a mediados del siglo pasado por adelfas, nombre que hoy lleva la calle, quedando una sola y vieja jacaranda delante del abrevadero.
Merecidamente hoy el espacio que ocupan un pequeño bosque de eucaliptos, en el margen derecho del barranco de Tenisca, se ha formado un parque que llevado su nombre. En esos años el empleo de las ramas del eucalipto era empleadas para afecciones gripales y pulmonares. Sin lugar dudas al farmacéutico se esmeró en su siembra y cuidados para el bien público.
La ornamentación con flora arbórea de Los Llanos de Aridane se va ampliando, poco a poco, con diferentes especies de árboles y el transcurso de los años. Araucarias, acacias, jacarandas, palmeras y eucaliptos comienzan a ser sembrados en calles y caminos.
En 1910 el Ayuntamiento acuerda la construcción del cementerio civil, según determinaba la R.O. de 1871. En la sesión plenaria de 6 de noviembre de 1910 se agradece a Conrado Hernández de las Casas la donación de los terrenos. El espacio que ocupaba este cementerio hoy lo ocupa una amplia plaza que da entrada al cementerio católico, de titularidad parroquial, en la que se han respetado los antiguos cipreses y palmeras sembradas por Hernández de las Casas.
En 1911 ya se encontraba en ejecución las obras de este cementerio, figuran pagos a Justo Ventura y Bernabé Castro Díaz "por jornales con la yunta reuniendo materiales para el Cementerio Civil". En 1913 procedente de Sevilla, de los talleres de cerrajería y maquinaria San Vicente, llegó la puerta de hierro, con un peso de 219 kilos, con destino al cementerio civil. Desde El Puerto de Tazacorte la trasladó, hasta el casco de Los Llanos de Aridane, Juan Domingo Hernández cobrando la estimable cantidad, por esos años, de 8 pesetas por "subir del Puerto la puerta para el Cementerio Civil". Fue colocada en su lugar por el maestro albañil Leandro Hernández con un coste de 9.75 pesetas. A Tenerife llegó, la puerta, en el vapor Hespérides y despachada más tarde para el Puerto de Tazacorte en el vapor San Sebastián.
El cementerio civil ya estaba prestando el servicio obligatorio municipal, ahora faltaba la ornamentación del mismo. Al menos desde el 30 de enero de 1919 ya estaban sembrados árboles. En 1920 se la abona a Pablo Magdalena "por estiércol y acarreto del Paso para abonar los árboles de las calles y Cementerio Civil"[...] "por jornales podando, cavando y abonando los árboles de las calles y Cementerio Civil"[...] "por regado de los árboles del Cementerio Civil durante un año que venció el día de ayer -30 de enero de 1920- 36,00 pesetas". Hoy se conservan algunos de esos ejemplares en la plazoleta, construida recientemente sobre el mismo lugar que ocupaba el Cementerio Civil y la vía de entrada al cementerio parroquial.
Los tiempos y nuevos conceptos urbanísticos propiciaron lamentablemente el ensanche de la vía y el corte del arbolado sembrado por Conrado Hernández. Según los apuntes del que fuera agente judicial Anastasio León el 7 de septiembre de 1954 comenzaron las obras de ensanche de la calle Conrado Hernández y "el 9 de octubre se cortan palmeras y los cipreses en la calle del cementerio". Hoy en esta calle el único árbol que se conserva, a excepción de los del cementerio, es la esbeltísima y solitaria palmera a la que llamara el fotógrafo Manuel Rodríguez Quintero "greñas de bruja" con una altura de 32 metros.
Los espacios urbanos arbolados de Los Llanos de Aridane para siempre guardarán, para generaciones venideras, la memoria de Conrado Hernández de las Casas.
© María Victoria Hernández Pérez


martes, 17 de abril de 2012

EL ORIGEN DEL DÍA DEL LIBRO

Como todo sabéis el 23 de abril se celebra Día mundial del libro y del derecho de autor, día del libro para los amigos, una de las fechas más esperadas por editoriales y librerías para presentar y vender, respectivamente, las novedades marcando la tendencia de los que serán los superventas de los meses siguientes. En ese día, también se entrega el Premio Cervantes y la UNESCO anuncia que ciudad va a ser la Capital Mundial del Libro, siguiendo con la tendencia de nombrar días y capitales para todo lo que nos parece relevante.
Haciendo un poco de historia el día de libro fue instaurado en 1926, en plena Dictadura de Primo de Rivera, por Alfonso XIII con el nombre de Fiesta del libro y se celebraba el 7 de octubre, posible fecha del nacimiento de Cervantes. La iniciativa fue presentada por la Cámara Oficial del Libro de Barcelona ypartió del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés. En 1930 se traslada al 23 de abril y arraiga sobre todo en Cataluña, donde coincide con el día de Sant Jordi, y en las ciudades universitarias, que leer leer en este país tampoco es que se haya leído mucho nunca. El caso es que regalar una rosa y un libro en la Diada de Sant Jordi se convierte en tradición y es uno de los factores que influyen para que la UNESCO elija, desde 1995, esta fecha como Día mundial del libro y del derecho de autor.
En el 23 de abril se celebra la muerte de Cervantes, aunque en realidad murió el 22, y la de Shakespeare, aunque murió en mayo (Gran Bretaña no abandonó el calendario juliano hasta el siglo XVIII) pero tampoco vamos a ponernos tiquismiquis. Quien sí tuvo la decencia de morir el día en que se celebra su muerte fue el Inca Garcilaso de la Vega, un 23 de abril de 1616, mismo año que Shakespeare, por cierto. Josep Platambién murió un 23 de abril en 1981. Podríamos decir que es un mal día para los escritores pero un buen día para los libros (aunque me temo que cualquier día del calendario daría para tantas o más efemérides).
Como curiosidad, en Irlanda y el Reino Unido celebran el día del libro el primer martes de marzo y lo llaman World Book Day, porqué, como es obvio, si el resto del mundo lo celebra otro día es porque está equivocado. El día de Shakespeare, eso sí, es el 23 de abril.
También es una fecha que les encanta a los periodistas culturales ya que tienen durante unos días cubiertos los contenidos: entrevistas, datos, expectativas, editoriales llorando por la crisis… pero, sobre todo, es un día para los lectores que podemos aprovecharnos de los descuentos y ofertas, ojear las novedades y, aunque sea un día al año, celebrar nuestro día haciendo lo de siempre: comprando libros.

viernes, 6 de abril de 2012

EL PEOR ARTÍCULO DE LA HISTORIA DE VOGUE


Gabriella Campbell el 6 de abril de 2012



Partamos de la base de que Vogue no es una revista que destaque por sus contenidos literarios. Por sus relucientes páginas han paseado algunos de los mejores diseñadores, modelos y fotógrafos del mundo pero, aunque ha habido alguna pluma notable invitada, la calidad de sus textos no es su mayor baza. Por esto, cuando Jezebel.com, el influyente sitio web estadounidense enfocado a mujeres, criticó con dureza uno de sus artículos, llamándolo “el peor artículo de la historia de Vogue”, uno no puede sentir más que curiosidad por saber de qué trataba dicho texto, sobre todo teniendo en cuenta que la propia Jezebel.com es poco más que un sitio de cotilleo y artículos de opinión.
El artículo de Vogue, titulado Weight Watchers y escrito por Dara-Lynn Weiss, una de estas personas que uno nunca sabe realmente por qué son famosas (parece ser que por ir a muchas fiestas en Manhattan), se centra en los meses de pesadilla por los que pasó Weiss intentando que su hija, la pequeña Bea, perdiera peso. Después de que el pediatra diagnosticara a Bea, de siete años, de obesidad, Dara-Lynn recurrió a la dieta de la Dra. Dolgoff, llamada Red Light, Green Light, Eat Right(Luz roja, luz verde, come bien), para ayudar a su hija a perder peso. La dieta en cuestión, enfocada a niños con problemas graves de peso, es bastante razonable, ya que insiste en la necesidad de comer sano, realizar ejercicio y ayudar a los niños a que tomen ellos mismos las decisiones sobre qué comer, para que adquieran hábitos saludables para el resto de su vida. Sin embargo, parece que Dara-Lynn se olvidó de la parte de “tomar ellos mismos las decisiones”, y describe en su artículo cómo humilló en varias ocasiones a su hija, montando escenas cada vez que alguien le ofrecía un dulce, o cómo en un Starbucks le gritó a un empleado por no saber cuántas calorías contenía una bebida (tras lo cual tiró dicha bebida a la basura). Dara-Lynn reconoce que podría estar proyectando sus propias experiencias con las dietas, y sus problemas con el control de peso, en la dieta de su hija, y celebra, en el artículo, cómo su hija por fin ha perdido el peso necesario. Como recompensa, la llevó de compras para adquirir unos bonitos vestidos nuevos, y Vogue les hizo una sesión de fotos.
Por desgracia, el artículo no está disponible online, así que la mayoría de opiniones se basan en extractos publicados en Jezebel. Es complicado comprender así el contexto de Weiss, pero no hay duda de que el tema ha levantado ampollas por todo el mundo, y no queda claro si la neurosis de Weiss responde a una preocupación real por la salud de su hija, o si se trata de un miedo irracional a que su niña sea “gorda, el mismo miedo que la ha perseguido a ella misma durante toda su vida. Sea como sea, Random House ya le ha ofrecido publicar un libro sobre el tema en su sello Ballantine, lo que promueve la idea de que obsesionarte sobre lo que come tu hija es algo que merece promoción y aplauso y, más aun, que lo que pueda esto afectar a tu niña, al exponer ante la opinión pública algo tan irrelevante como su peso, te importa menos que ver tu propia imagen, sonriente, en una solapa.